Una de las claves de este gran espectáculo que fusiona magia y actuaciones, humor, tecnología y efectos especiales, es quizás el gran carisma que tienen los artistas protagonistas: Willy Magia y el Mago Matus. La gente los quiere, los sigue y el teatro se colma de espectadores.
Es cierto que la energía, los años de experiencia, el profesionalismo de ambos, y toda la parafernalia puesta al servicio de un espectáculo, hacen que esa fusión sea rimbombante y que la puesta en escena, en su totalidad, le rinda homenaje a su nombre, “Épico”.
Desde Harry Houdini hasta David Copperfield, los prestidigitadores han sido artistas que generaron una enorme adhesión por parte del público, con performances sorprendentes e inolvidables en distintas partes del mundo. Quién no busca preguntarse: ¿Cómo logra hacer ese truco increíble?
Las ilusiones bien resueltas que nos dejan sin explicaciones, permiten mantenernos en un estado de asombro que hace que nos sintamos como niños, en una nube de permanente sorpresa y admiración. Cuesta ponernos a analizar cómo hacen los trucos y desafíos, porque el convite de la magia es justamente dejarse llevar, animarse a soñar aunque sean quimeras.
Los niños y niñas quedan extasiados frente a la posibilidad de que algo de “Harry Potter” pueda existir en el teatro y hacer de las suyas. Total, ilusionarse tiene efectos muy positivos, aunque los más pesimistas puedan buscarle los perjuicios al asunto.
En el arte de entretener y manipular objetos y situaciones sobre el escenario, Willy y Matus son brillantes, por eso, para aunar esfuerzos, aprovechando su amistad y la invitación de Pardo Producciones a cautivar al público de esta temporada, aunaron esfuerzos. Fusionaron lo que mejor sabe hacer uno y el otro, mechando con algunos momentos cómicos y de interacción con el público. El eje conductor es el vínculo entre ellos, la invitación a cumplir sueños y la demostración de que cuando se sigue la vocación con perseverancia y esfuerzo, todo es posible.
Hay partes del show que ya pudimos ver en el espectáculo que Matus brindaba en Pekos Multiparque, y momentos súper atractivos que Willy lleva a cabo en sus más destacadas performances a lo largo de su carrera.
Se nota que hay investigación puesta al servicio del oficio, mucha producción y un equipo trabajando para que todo funcione a la perfección: desde el truco más sencillo que implica adivinar las cartas que saca la gente de un mazo, hasta el número final donde viajan al espacio, o se trasladan hacia otro lugar (tratando de spoilear lo menos posible).
El show de alrededor de una hora y media de duración, aunque es una fusión de distintas obras, sketches o shows de ambos artistas, es todo un esfuerzo de coordinación y organización (técnica, diseño de producción, música, etc) para unir lo mejor de cada uno, en un todo coherente (dramaturgia de la escena o hilo conductor) que hace que el público se mantenga siempre bien arriba. Ni hablar del final: imposible no pensar que valió la pena ir a verlos.
La fórmula es tan sencilla como efectiva: dos prestigiosos artistas populares, muy queridos por el público, cordobeses (porque hasta Matus es local aunque haya nacido en Rosario), crean un show de nivel internacional para el deleite de grandes y chicos. Lo que no es tan simple es ser ellos, desde luego, y la fusión de ambos talentos sin dudas es explosiva. Vibrante para muchos y hasta desestabilizante para otros.


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